¿Y si te dijeran que no eres quien crees ser? Christian White nos habla de La niña de ninguna parte

Christian White nos habla de relaciones de confianza que se rompen, sectas y trampas de la memoria

¿De qué trata La niña de ninguna parte?

La niña de ninguna parte es la historia de una mujer en Melbourne, Australia, que descubre que es posible que fuera raptada siendo niña en una pequeña ciudad de Kentucky. Con la ayuda de un misterioso investigador vinculado al pasado de su familia, viaja a Estados Unidos en busca de respuestas.

Cuando terminé de leer la novela tuve la sensación de que esto podría haberle ocurrido a cualquiera. ¿Cómo se le ocurrió un argumento tan plausible?

Para mí era muy importante que la historia no pareciera nunca inverosímil porque no quería que el lector se cuestionara la realidad de la situación que se describe. Para conseguirlo intenté que la historia fuera plausible y me documenté mucho sobre casos de personas desaparecidas. Resultó que hay mucho de cierto en el tópico de que la realidad supera la ficción. El misterio central del libro está basado en varios casos de secuestro reales.

Las familias tanto adoptivas como biológicas de Kim tienen muchos secretos. ¿Era su intención jugar con la supuesta confianza en que se basan las relaciones familiares y con lo que ocurre cuando esa confianza desaparece?

La confianza en nuestra familia, en especial en nuestros padres, es algo innato, así que, para mí, la cosa más aterradora del mundo es descubrir que las personas más cercanas no son quienes dicen ser. Hay un viejo refrán que dice: «Madre es el nombre que dan a Dios los labios y los corazones de los niños pequeños». En la novela (y en la vida real), las personas tienen más de una identidad y ofrecen más de una versión de sí mismas. De manera que sí, he querido jugar con la idea de hasta qué punto podemos llegamos conocer de verdad a alguien.

La niña de ninguna parte también trata de las trampas de la memoria. ¿En qué se inspiró para esto?

Este libro nació de una obsesión con los recuerdos y con cómo funcionan, una obsesión que, a su vez, tiene un origen peculiar. Hace años, durante una cena de Navidad con mi familia, estaba hablando con mi abuela, que tiene demencia senil. No recordaba quién era yo ni quién era mi madre, pero de vez en cuando tenía momentos de lucidez. Mientras hablaba con ella empecé a preguntarme por los mecanismos de la memoria. ¿Dónde estaban los recuerdos de mi abuela? ¿Los había perdido? ¿O solo había perdido la capacidad de acceder a ellos?

A partir de ahí empecé a investigar los recuerdos (ahora que he escrito un libro sobre ello puedo llamarlo «investigación», pero en su momento era pura procrastinación). Descubrí la teoría del decaimiento de la huella, que sugiere que, con el tiempo, perdemos la capacidad de acceder a determinados recuerdos, que sin embargo permanecen dentro de nuestro cerebro. Me pareció un concepto extraño y sugerente y empecé a preguntarme si dentro de mi cabeza no habría recuerdos dando vueltas que podrían cambiar mi manera de ver el mundo. Entonces pensé: ¿y si uno de esos recuerdos me revelara que mis padres no son mis padres, sino mis raptores?

La religión tiene un papel fundamental en la historia. ¿Existe la Iglesia de la Luz Interior? ¿Se documentó sobre sectas religiosas?

Una parte importante del libro explora una costumbre del culto pentecostal que consiste en adorar a Dios manipulando serpientes venenosas. La Iglesia de la Luz Interior es ficticia, pero está basada en varias iglesias reales. De hecho, omití algunas de las prácticas más extremas porque me preocupaba que resultaran inverosímiles. Decidí situar la mayor parte de la historia en Kentucky por muchas razones: los hermosos paisajes, esas ciudades pequeñas maravillosamente inquietantes, la belleza e imponencia de uno de los lugares que más me gustan del mundo, Mammoth Cave, pero, sobre todo, porque Kentucky es uno de los pocos estados norteamericanos donde todavía se practica la manipulación de serpientes en iglesias pentecostales.

Se trata de un concepto fascinante, aterrador y desconcertante con el que llevo años obsesionado. He dedicado innumerables horas a ver vídeos, a leer artículos y a adentrarme en oscuras y profundas madrigueras de internet. Lo que me intrigaba no era solo lo extrema que es la práctica, sino también la intensidad de la fe que impulsa a alguien a sacar una serpiente venenosa en un saco de arpillera y ponerse a manipularla y a bailar con ella.

Mason, Kentucky, se describe como un lugar opresivo, en parte debido al hecho de que es una ciudad pequeña y en parte porque su comunidad religiosa es muy particular. Estoy pensando en personajes como Travis y Jack, o Becky, y en el hecho de todos buscan un final feliz fuera de Mason. ¿Le importaría comentar un poco más esto?

Siempre me ha interesado el papel de la religión en comunidades pequeñas y el papel de la fe en las familias. Nos gusta pensar que todos nacemos con las mismas oportunidades, pero no es así. A menudo la ciudad/familia/comunidad en la que nacemos es algo de lo que necesitamos escapar para seguir adelante, para encontrarnos a nosotros mismos. Me interesan la tensión y el miedo que surgen cuando la mitad de una comunidad está inmersa una fe y la otra mitad ha perdido la suya.

¿Cómo le cambiado la vida ganar un premio literario?

Antes de ganar el Victorian Premier’s Literary Award al mejor libro inédito necesitaba ser pluriempleado para costearme «la costumbre de escribir». El premio (que antes han ganado maravillosos libros australianos como Años de sequía, de Jane Harper y El proyecto esposa, de Graeme Simsion), me permitió encontrar editor y dar a conocer mi novela.

 

 

 

 

 

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