Una conversación con Nathan Harris

La dulzura del agua indaga en la temática de la raza, la sexualidad y la violencia en el sur de Estados Unidos tras la guerra civil.

La dulzura del agua, la novela con la que debuta Nathan Harris, tiene un inicio plácido en el que el malhumorado George Walker pasea por su propiedad, en las afueras de Old Ox, Georgia. Durante ese paseo, tiene lugar el primer encuentro con dos hombres negros que acaban de ser liberados, Prentiss y Landry, y la escena no da pistas sobre todo lo que sucede a continuación.

Este libro potente y evocador, ambientado durante los últimos coletazos de la guerra civil de Estados Unidos, medita sobre una serie de temas que a día de hoy siguen siendo relevantes: clase social, raza y sexualidad. Explora los traumas profundos y duraderos que provocaron la opresión sistémica, la violencia y los abusos que recibían los negros a manos de los blancos, además del peligro que representan los aliados blancos cuando son ingenuos, sobre todo los que no están dispuestos a correr riesgos personales.

Se trata de una lectura apasionante y llena de una tensión que escala durante toda la novela: el matrimonio de George e Isabelle hace agua cuando reciben la noticia de que su hijo Caleb ha muerto en la guerra. Después George provoca la ira de sus vecinos porque contrata a Prentiss y Landry con un sueldo digno y los trata como iguales. Al mismo tiempo, una historia paralela nos muestra la relación prohibida entre dos exsoldados confederados, uno de los cuales pertenece a la burguesía de Old Ox y está a punto de casarse por conveniencia. El peligro y la violencia amenazan de forma constante, hasta que al final esto culmina con un asesinato, un incendio provocado y una cacería que transforma las vidas de casi todos los habitantes del pueblo.

Harris, de veintinueve años, empezó a escribir en la Universidad de Oregón y a partir de 2015 trabajó durante dos años repartiendo comida en San Francisco para tener tiempo para escribir. Después se mudó a Austin para cursar el máster de Bellas Artes en el Centro Michener para Escritores de la Universidad de Texas.

Harris crea un equilibrio magistral entre los detalles íntimos de los personajes e ideas más amplias sobre el legado de la esclavitud o cuánto cuesta alcanzar la plena libertad, y explora la manera en la que la resistencia blanca minó la Reconstrucción y cómo los del norte accedieron a los objetivos de los sureños blancos.

El libro cobra relevancia cuando uno de los principales personajes negros está a punto de morir ahogado en una confrontación oficial que evoca las imágenes de Eric Garner y de George Floyd.

Muchas primeras novelas tienen unas dimensiones menos amplias y son más autobiográficas. ¿Te preocupaba escribir una gran obra de época como primer trabajo?

El hecho de crear sobre un lienzo tan vasto me resultó estimulante; es lo que intentaba hacer porque ese era el objetivo de los libros que me encantaban de pequeño: gruesos libros de bolsillo que me llevaba por ahí o a la cama, para leer con la luz encendida. En el instituto me mandaron leer Monte frío. Paloma solitaria me encantó. Hace poco leí El pájaro carpintero, de James McBride, que también me enseñó que puedes inventarte cosas aunque sea una obra histórica.

¿Es por eso que, como tú mismo dices, buscaste la información justa?

Uno de los motivos por los que la pequeña ciudad es ficticia es para que los lectores no pudiesen decir: «En esa época, ese lugar no era así». Estoy convencido de que es una representación auténtica de una población de Georgia, pero quiero que dé la sensación de que podría ser cualquier parte. El telón de fondo de una novela necesita regirse por una serie de normas claras y concisas, pero lo que yo quiero es que el lector se crea las emociones y las historias de los personajes. La parte más difícil es construir personajes realistas, sobre todo cuando les vas a hacer pasar tantas cosas. Es fácil olvidarse de su dignidad como personas. Por eso hay que hacer el esfuerzo tan difícil de conocerlos bien, aunque parezca una ridiculez. Tienes que empatizar con ellos y ver su perspectiva, sin perder nada de eso de vista, hacer que siempre actúen como ellos lo harían.

Los personajes están muy bien esbozados, como si fueran de carne y hueso. Y les pasa de todo. A nivel emocional, ¿qué te supuso crearlos y contar sus historias?

Fue un torbellino. Algunas de las cosas que suceden en la trama me parecían predestinadas. Como escritor siempre te puedes dar cierto margen de maniobra, pero a menudo te limitas a seguir a los personajes y ver qué les ocurre. Y muchas veces yo digo: «No lo hagas, no lo hagas», pero la historia sigue su propio curso.

Algo que me resulta bastante extraño es que hay gente que dice: «Esta parte es muy triste» y «Esta parte es muy oscura»; en cambio, yo prácticamente he bloqueado las partes más oscuras del libro porque no quiero pensar en ellas. Se me hizo muy difícil escribir desde el punto de vista de ciertos personajes y no me gustaba entretenerme en eso. Mis editores querían otro capítulo desde la perspectiva de Prentiss, y yo me preguntaba por qué era tan reacio a escribirlo cuando era posible que la trama lo necesitase. Pero es que no quería volver a sumirme en su mente por lo traumatizado que estaba el personaje. Son las partes más impactantes y tienen un vínculo urgente con la época que vivimos, pero fueron duras de componer.

Hubo una crítica importante que no aceptaba que los Walker se comportasen con los negros de manera diferente a la de sus contemporáneos, y el reseñista se preguntaba si era posible que algo así ocurriera.

[Se ríe] Sí, conozco la crítica.

Pero yo creo que la historia deja bien claro que son gente al margen, casos aparte, muy diferentes incluso de la mayoría de sus amigos y de los soldados del norte. Y siempre hay personas que piensan diferente de la mayoría. ¿Con qué te quedas de esa crítica?

Ha habido alguna opinión bastante poco amable. Creo que la gente no está prestando mucha atención al texto si esa es la conclusión que sacan del libro.

Hay un motivo por el cual George es un marginado y por el cual Isabelle acaba siéndolo también, y los actos de los personajes tienen como consecuencia cosas muy turbias. Si actuasen así durante esa época, estoy convencido de que lo que sucede en la novela habría tenido lugar en la realidad. Las opiniones y la forma de actuar de George en cuanto a las relaciones entre las distintas razas se pueden interpretar como ignorancia, ya que él debería saber que lo que hace no le conviene.

Pero son más los que lo entienden que los que no. Los lectores están dispuestos a leer hasta el final y conectar con los personajes. Quiero que sea una experiencia inmersiva en la que puedes, si quieres, leerla a nivel superficial y sumirte de lleno en la historia, pero espero que los que quieran ahondar encuentren temas sobre los que debatir.

Las cosas que la gente señala en cuestión de raza y clase sucedieron de forma natural.

El arte llega hasta cierto punto, pero yo espero que los lectores establezcan un vínculo con la novela, que le den toda su atención y la consideren de forma honesta, de modo que, con suerte, desarrollen empatía por los demás, por las personas que no tienen su mismo aspecto ni pertenecen a la misma clase social.

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