Una conversación con Benito Olmo

El autor profundiza en los detalles de su novela, que recientemente ha sido llevada a la gran pantalla.

¿Cómo surgió la idea de escribir La maniobra de la tortuga?

Antes que escritor, soy un gran lector de novela negra clásica. Adoro aquellas viejas novelas de Hammet, Highsmith, Chandler... Hacía tiempo que jugueteaba con la posibilidad de escribir una novela negra muy clásica, muy canónica, y situarla en Cádiz. La idea de convertir esta ciudad en un escenario de novela negra me resultó muy atractiva.

¿Por qué Cádiz?

¿Y por qué no? El crimen nunca ha sido patrimonio exclusivo de las grandes ciudades. Solo hay que echar un vistazo a las noticias para darse cuenta de que suceden cosas atroces en cualquier punto de la geografía española. Además, Cádiz me permitía varias ventajas.

¿Como cuales?

La luz, por ejemplo. Cádiz es luz, y donde hay luz obviamente también hay sombras. La cara menos amable de Cádiz es también la menos conocida. Ambientar la novela en esta ciudad me permitía mostrarla tal y como es, alejándome de estereotipos y de campañas turísticas.

Así que se aleja del Cádiz turístico y muestra las entrañas de la ciudad. ¿Es así?

Efectivamente. Además, soy de Cádiz. Me he criado aquí y conozco bastante bien cada rincón, incluso los menos recomendables.

¿Cómo se lo han tomado sus paisanos?

Sorprendentemente bien. Confieso que en un primer momento me daba bastante reparo no ser capaz de mostrar la ciudad con fidelidad o que mis vecinos no vieran esta inmersión en la cara más oscura de Cádiz con buenos ojos. Sin embargo, a día de hoy la respuesta de los gaditanos respecto a La maniobra de la tortuga ha sido muy positiva.

¿Les parece fiel a la realidad?

Sí, pero no sólo eso. Además, se alegran de que, por una vez, Cádiz aparezca como algo más que playa, sol y carnaval. Cádiz como reclamo turístico tiene mucha fuerza, pero no está mal mostrar la otra cara de la ciudad.

En La maniobra de la tortuga conocemos a Bianquetti. ¿Qué puede contarnos de él?

Bianquetti surge, como he aventurado antes, de la necesidad de colocar a un personaje canónico, un investigador de la vieja escuela, en un entorno tan impropio como la Bahía de Cádiz. Bianquetti es rudo, tiene un serio problema de control de la ira y es muy asocial. Sin embargo, tiene un código ético y un sentido de la justicia que se convierten en su razón de ser.

Y como dice la novela, «Todo comenzó con la muerte de una chica».

El asesinato de una joven colombiana de dieciséis años lo obligará a emprender una investigación en solitario poniéndose en contra de sus superiores, de sus compañeros y, en ocasiones, de la propia ley. Bianquetti tiene un pasado que pesa como una losa y lastra cada una de las decisiones que toma.

La violencia de género tiene un gran peso en la novela, también.

Sí. Me parece terrible la situación de absoluta indefensión que sufren muchas mujeres, condenadas a vivir con miedo y a mirar atrás a cada paso que dan.

Refleja ese sentimiento en la figura de Cristina, la otra protagonista de La maniobra de la tortuga.

Cristina recala en Cádiz huyendo de su pasado. Intento que sea un reflejo de todas las mujeres que tratan de rehacer su vida y de dejar el miedo atrás. No todas lo consiguen, por desgracia.

La adaptación al cine de La maniobra de la tortuga ha debido de parecerle un sueño.

Sigo en una nube. No se trata tan solo de que se haya realizado una adaptación cinematográfica de mi novela. Es que además se trata de una producción importante, ambiciosa y con gente de mucho peso detrás.

¿No ha temido que la novela llegara a «deformarse» para encajar con el lenguaje audiovisual?

Para nada. Juan Miguel del Castillo, el director, se enamoró de la novela tal cual es, lo que aseguró su fidelidad a la historia original.

¿Entonces la película es fiel a la novela?

Muy fiel, pero le confieso que es algo a lo que nunca le ha dado demasiada importancia. Para mí lo más importante es que la producción sea buena y que se trate de una película de calidad. Mi novela debía inspirar a la adaptación, no limitarla. Algunos autores se echarán las manos a la cabeza al oírle decir eso. Soy muy abierto en ese sentido. Para que una adaptación cinematográfica llegue a buen puerto, es fundamental dejar el ego a un lado y centrarse en lo más importante: que cuando una persona compre una entrada y se siente en una butaca a ver la película, disfrute.

¿Qué espera de la adaptación al cine de La maniobra de la tortuga?

Principalmente, que mis novelas lleguen a muchos más lectores. No es ningún secreto el gran tirón que tiene el mundo audiovisual. Hay muchas personas que no frecuentan las librerías, pero en cambio sí que van al cine o tienen suscripciones a Movistar, Netflix, HBO… Confío en que la película llegue a ese público y los convenza para darle una oportunidad a alguna de mis novelas.

Para terminar, ¿volverá Bianquetti?

Volverá.

¿Cuándo?

Espero que pronto. Después de darle vida en La maniobra de la tortuga y en La tragedia del girasol, sentimos la necesidad de darnos un tiempo. Hay una tercera novela de Bianquetti planificada y desarrollada, así que solo tengo que sentarme a escribirla, aunque ahora mismo ando metido en otros proyectos que me dejan poco margen de maniobra. Pero volverá, no le quepa la menor duda.

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