¿Quién es Alexandra Andrews?

No es un misterio, Andrews es la autora de un sensacional thriller sobre novelistas y el anonimato. La identidad de las protagonistas es lo que realmente queda por descubrir...

El thriller psicológico de Alexandra Andrews, ¿Quién es Maud Dixon?, pone a prueba los límites de la ficción. Inspirada en El talento de Mr. Ripley y escrita durante el furor despertado por el anonimato de la exitosa Elena Ferrante, la novela de Andrews combina una narrativa trepidante y unas protagonistas femeninas cautivadoras con un sesudo análisis de la pérdida personal y de la creación de identidades.

¿Quién es Maud Dixon? examina la dinámica del poder en varios niveles: desde la relación entre jefe y empleado hasta la del autor con su novela. Mientras seguimos una trama que, según James Patterson, «contiene giros argumentales de sobra para marear al lector una semana (¡marearlo de emoción!)», notamos cómo el deseo de Florence de no ser ignorada choca con su ambición personal de llevar una vida «extraordinaria». Las protagonistas de ¿Quién es Maud Dixon? se enzarzan en una lucha encarnizada por el control de la narración.

Como lectores, nos preguntamos si cada paso en falso o cada decepción son el resultado de llevar al límite los deseos, las frustraciones y las ilusiones del día a día. Ese frágil equilibrio entre realidad y ficción fue el punto de partida de mi encuentro por Zoom con Andrews.

Cuando escribió ¿Quién es Maud Dixon?, ¿cómo logró el equilibrio adecuado entre el incumplimiento de las reglas de la realidad por parte de los personajes y las reacciones inesperadas de estos?

Quería que la novela fuera un poco disparatada; de hecho, las primeras versiones eran algo teatrales. Mi regla de oro era siempre una vuelta de tuerca más. Prefería que resultara divertida a que pareciera sombría y oscura. Me cuesta leer thrillers demasiado perturbadores. Patricia Highsmith escribió un libro sobre el arte de crear suspense del que recuerdo dos cosas: 1) que había que empezar la narración con un suceso impactante y 2) que le encantaban las coincidencias. Y me parece genial, porque, cuando uno lee, decide creerse lo que le cuentan un rato: no espera encontrar la vida real en la novela; va en busca de un pequeño extra.

Cuando se sienta a escribir, ¿cuáles son sus primeras consideraciones?

Con esta novela, empecé dando mayor importancia a la trama, pero diría que luego los personajes se apoderaron de ella. Empecé a disfrutar mucho escribiendo sobre Florence y Helen, sobre todo sobre Helen. Me divertía tanto construir sus diálogos que quise dedicarles más tiempo, con lo que lo demás perdió importancia y cambió todo el argumento.

En la novela, menciona que la biblia de Florence es la colección de ensayos de Didion titulada Slouching Towards Bethlehem, pero que le fascina más la imagen de la autora que lo que escribe. ¿Su objetivo a lo largo de la novela es ser escritora o ser otra persona?

Yo creo que en el fondo a Florence le encanta escribir y, desde luego, leer, pero, como le comentaba antes, la tarea del escritor puede ser muy dura, aburrida, a veces, repetitiva, desmoralizante, y luego, de pronto, te da un subidón. Pienso que Florence vive para esos momentos, pero no está por la labor de esforzarse en lo otro. Es muy probable que, a medida que avanza la novela, su amor por la escritura se vaya haciendo cada vez menos puro. Y me parece que tiene la sensación de que debe demostrar algo. Se aferra a la idea de convertirse en una escritora famosa como forma de alcanzar la grandeza y no está dispuesta a soltarla.

¿En qué momento de su vida empezó a considerarse escritora?

Cuando vendí la novela.

Desde Simon, el director de la editorial en la que trabaja, hasta Greta, la agente de Helen, muchos peces gordos del gremio le dicen a Florence que carece de la experiencia vital necesaria para ser una escritora interesante. ¿Qué experiencias de su vida han sido fundamentales a la hora de escribir su novela?

Al principio de mi carrera, sufría algunas de las inseguridades de Florence. A ver, en su caso lo he exagerado un poco, porque es preferible para la narración y es más divertido de escribir. No comparto su inseguridad respecto a sus antecedentes familiares, pero me preocupaba no ser lo bastante inteligente ni lo bastante intelectual. Estaba siempre nerviosa. Es una sensación muy desagradable de la que creí que jamás me libraría. Por suerte, al cumplir los treinta (o la edad que sea) te asientas. Y por supuesto también compartimos la frustración de querer ser escritora pero no escribir y fustigarte por ello. A los veintipocos, aspiraba a ser Joan Didion y escribir ensayos de índole personal. Tardé un tiempo en entender que no soy lo bastante interesante. No es solo que a los veintipocos apenas hubiera tenido experiencias personales, sino que las que había tenido tampoco eran interesantes.

Dado que la motivación de Helen para escribir Mississippi Foxtrot nace de una experiencia real y luego se convierte en el mayor éxito de ventas de nuestro tiempo, ¿trata de decirnos con ¿Quién es Maud Dixon? que no hay ficción que no contenga algo de verdad?

Toda buena ficción debe contener algo de verdad, una verdad no necesariamente vivida pero sí imaginada, sentida, que al lector le parezca real.

Encuentro refrescante que sus protagonistas femeninas satisfagan sus deseos y sus necesidades, aunque sea en circunstancias extremas. ¿Podría explicarnos cómo se ha gestado la personalidad de las protagonistas?

Son arquetipos de mujer que he conocido en mi vida profesional y personal: mujeres muy astutas y ambiciosas que saben bien lo que quieren y no paran hasta conseguirlo. Creo que las mujeres no somos como los hombres y expresamos de otro modo cosas como la emoción, la agresión y la envidia. Florence es la típica mujer insatisfecha llevada al extremo. Como sabe que nadie le va a abrir ninguna puerta, las tumba de una patada y pasa por encima. Helen es una mujer ambiciosa que persigue lo que quiere, no se arrepiente de nada y jamás flaquea. Eso le otorga un gran atractivo…, aunque sea una psicópata.

Me ha encantado la forma en que aborda el voyerismo en su novela. Florence siempre está husmeando en la vida de otros, ya sea la de Simon con su familia perfecta o la de Helen con su best-seller y su existencia aparentemente idílica en el Nueva York rural. ¿Cree que la conducta obsesiva y socialmente deplorable de Florence podría acercarla al público?

Mi idea era que al principio Florence pareciera una mujer algo atormentada con la que sin embargo te encariñas y luego, poco a poco, empezara a caer en picado y dejara a cuadros al lector. Algunos me han dicho que Florence empieza a caerles mal la primera vez que hace una foto a las hijas de Simon, pero, como bien ha señalado, ahora, con las redes sociales, ¿quién de nosotros no ha hecho alguna foto a un desconocido? A mí, por ejemplo, me encantaría coincidir en el metro con alguien que fuera leyendo mi novela, y creo que, si me viera en esa situación, probablemente le haría una foto y la subiría a las redes. Claro que, como sabemos lo que piensa Florence, somos conscientes de que ella lo hace por otro motivo. Pero, sí, es cierto que la intromisión en la vida de los demás y la envidia del prójimo han empeorado con el auge de Instagram.

Sus descripciones de Marruecos son asombrosas y detalladísimas, ¿encontró en esos escenarios algo particularmente apropiado para la historia que quería contar?

Escribí casi toda la novela en París y luego mi marido y yo fuimos a Marruecos solo para que yo pudiera investigar. Patricia Highsmith ha sido mi referente también en eso, porque me encantan sus pintorescos escenarios de lugares exóticos. Sabía que quería hacerlo así. Además, cuando escribes muchas horas seguidas te dan ganas de viajar mentalmente a un sitio bonito. Aunque parezca extraño, no me apetece pasar ese tiempo en un cuarto sombrío de Schenectady; prefiero Marruecos o Tánger.

Ha mencionado a Patricia Highsmith. ¿Qué escritores han inspirado su trabajo?

Patricia Highsmith, desde luego. Me encantan todos esos escritores de suspense de mediados del siglo pasado. Me chifla Graham Greene, por ejemplo. Eric Ambler… Muriel Spark, también, por su tono oscuro y caustico. No leo toneladas de thrillers… Para mí, Gillian Flynn lo hace fenomenal: combina a la perfección un estilo exquisito y unas tramas geniales.

¿Hay algún autor que a su juicio esté haciendo un trabajo interesante al que el público deba estar atento?

Seguramente estoy leyendo la misma ficción contemporánea que todo el mundo. Me encanta Sally Rooney. Adoro a Rachel Cusk. Y así más de thriller, Jane Harper y Dervla McTiernan, que escribe novela policíaca irlandesa.

Tengo entendido que Universal Pictures ya ha comprado los derechos cinematográficos de su aclamada novela. ¿Sabe ya si su relato será muy distinto en formato audiovisual?

No soy muy de cine, pero la adaptación de El talento de Mr. Ripley me parece casi perfecta. Mi novela está en muy buenas manos. Liz Hannah es una guionista maravillosa y me encanta que el equipo esté formado solo por mujeres.


Entrevista de Sonya Ribner para Cherwell traducida por Pilar de la Peña. 

©  Fotografía: Andrew De Francesco

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