Lisa McInerney y las nuevas convenciones del thriller

Con motivo de la participación de la autora, junto con Florencia Etcheves y Felix J. Palma,  en la mesa redonda «Puerto thriller» de BCNegra 2019, compartimos la entrevista que le hizo Hannah Beckerman para The Guardian

El protagonista de tu novela, Ryan, es un traficante de drogas con talentos ocultos: un joven que, en un contexto social diferente, podría haber tenido una vida mejor.

Sí, totalmente. Este es también mi contexto social. Tengo que recalcar que soy una escritora de clase trabajadora, por lo que he conocido mucha gente como Ryan: personas que tomaron una decisión estúpida y acabaron sufriendo las consecuencias durante años. Personas que eran muy inteligentes y tenían muchísimo talento. Conozco gente que ha cometido actos espantosos y son también quienes más han sufrido por ellos.

Algo que se percibe claramente en la novela es ese sentimiento de tribu, y la soledad que implica verse excluido de ella.

Sí, Cork está llena de estos personajes, y estos personajes existen en la periferia. Y esto provoca aislamiento y desamparo. Creo que cuanto más lejos estás de un sentimiento de tribu o de familia, más probabilidades existen de que tomes decisiones extremas o que te perjudiquen porque no cuentas con su sabiduría para que te indiquen lo contrario.

Cuando se publicó Los pecados gloriosos, se decía que era una novela «masculina». ¿A qué crees que se referían con eso?

Esto todavía me sorprende. A lo mejor tiene que ver con la cantidad de tacos y el vocabulario que utilizo. En Los pecados gloriosos había muchos temas relacionados con las mujeres y la maternidad. Entonces, ¿qué pasa, que si añades unos cuantos «joder» se transforma en una novela masculina? No tengo ni idea.

¿Te molestó?

No es que me molestara per se: simplemente me fascinó. Creo que la gente lo ve como un enorme cumplido: «¡Mírate! Has salido de los confines de tu sexo. No has escrito una novela doméstica». Creo que intentan halagar, intentan decir que has escrito una novela dura y vibrante. Pero, si les pareció que Los pecados gloriosos era una novela masculina, ¡espera a que lean Los milagros de la sangre!

Ganaste el Premio Baileys a la mejor novela femenina y el premio Desmond Elliot con Los pecados gloriosos. ¿Cambió tu relación con la escritura recibir tal nivel de aprobación?

No cambió mi forma de escribir, pero, desde luego, añadió cierta presión al asunto. Yo esperaba obtenerla después de unas cuantas novelas. Ahora que ya ha sucedido, me pregunto si he colocado el listón demasiado alto y los lectores estarán esperando Los pecados gloriosos 2 más que Los milagros de la sangre. En realidad, es hasta gracioso. Debería estar celebrándolo, pero estoy demasiado preocupada como para hacerlo. A lo mejor esa es simplemente mi forma de ser. Soy una persona bastante ansiosa.

Tu obra comenzó a llamar la atención gracias a tu blog. ¿Escribirlo fue una forma deliberada de encontrar editorial?

Por supuesto. Comencé el blog en 2006, y por aquella época se creía que nadie podía conseguir que le publicaran algo si no tenia de antemano una plataforma. En aquel momento, los blogs estaban en auge en Irlanda, así que creí que si lograba tener suficiente material, al menos tendría algo que enviar a una editorial.

¿Qué autores te han influido a la hora de escribir?

Cuando era niña, Melvyn Burguess. De adulta, Hubert Selby Jr. Si quieres escribir sobre la valentía y el aspecto más oscuro de la realidad: Selby escribió sobre gente así, pero con muchísimo amor y compasión hacia ellos, y eso es difícil de encontrar incluso en estos tiempos.

En los últimos años, ha habido varias novelistas irlandesas que han alcanzado el éxito: Mary Costello, Sara Baume, Eimer McBride. ¿Por qué crees que sus voces están teniendo tanto eco ahora mismo?

La narrativa irlandesa parece encontrarse en un momento muy sano actualmente. Hay muchas plataformas en Irlanda en las que se puede publicar: revistas y publicaciones literarias (algunas de las cuales son dirigidas exclusivamente por mujeres) y editoriales independientes. Da la sensación de que, si escribes, encontrarás lectores. Y creo que eso te permite tener mucha confianza.

 

La entrevista original aquí.

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